El Síndrome de Asperger es uno de los trastornos más frecuentes en la sociedad. Sin embargo, pocas personas poseen conocimiento acerca de qué es y cómo se puede detectar. Por ese motivo, hemos realizado un informe donde le contaremos todo lo que necesita saber para apoyar a las personas con las que interactúa. Consideramos que es fundamental su estudio y detección temprana. De esa manera, se puede evitar mucho sufrimiento y relaciones sociales malas.
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¿Qué es el Síndrome de Asperger?
El Síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la comunicación e interacciones sociales. Por ese motivo, está incluido dentro de los Trastornos del Espectro del Autismo. Cabe mencionar que las personas que lo padecen suelen presentar dificultades en la flexibilidad del pensamiento. Es decir, les resulta complicado cambiar de enfoque para encontrar nuevas maneras de resolver situaciones. Se diferencia del autismo ya que cuentan con un lenguaje fluido y una capacidad intelectual media o superior a la del resto de la población.
Historia del Síndrome de Asperger
El Síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo social humano y, como tal, es probable que siempre haya existido. Como mencionó Martín Borreguero, implica una discapacidad para el aprendizaje social. Por ello, algunas de las características como la empatía o la reciprocidad emocional, pueden estar ausentes o afectadas. Recuerde que el concepto del síndrome de asperger ha sufrido cambios importantes en sus más de 70 años de historia. Esto quiere decir que ha pasado por muchas etapas, desde ser casi inexistente a ser un diagnóstico muy frecuente y en aumento.
Los primeros estudios descritos sobre este trastorno pertenecieron a Hans Asperger, en 1944. Aquí describe niños con características peculiares. Asimismo, menciona que compartían una alteración en las funciones expresivas. También habla acerca de las dificultades en la integración social y un comportamiento repetitivo con resistencia al cambio. Cabe mencionar que el término “Síndrome de Asperger” fue utilizado por primera vez en 1981, por Lorna Wing. Ella escogió dichas palabras para evitar la connotación negativa del término “psicopatía autista”, usado por Asperger.
Investigaciones internacionales
En los años 90, los textos originales son traducidos por Uta Frith. De esta manera, logra captar la atención internacional. Asimismo, en ese momento, el Síndrome de Asperger logra captar el interés de la comunidad científica. De esa manera, se da inicio a investigaciones acerca de sus características, causas y formas de lograr una pronta detección. Además, en 1992 se incorpora como una categoría específica. Igualmente, se hizo parte del Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
A partir de entonces han surgido otras clasificaciones que buscan establecer un prototipo más claro y completo. Estos intentos han buscado encontrar un perfil acorde a la realidad de las personas con Síndrome de Asperger. Por ese motivo, incluyen aspectos que no eran tomados en cuenta antes. Es decir, hace mención de las dificultades en la coordinación motora o la percepción sensorial.
Estudios actuales del Síndrome de Asperger
Como entidad diagnóstica, desaparece del DSM V en el año 2013. Esto se da por la eliminación de las categorías independientes de los trastornos generalizados del desarrollo. Asimismo, es incluido dentro de los trastornos del espectro autista, enmarcándose en una nueva sección de trastornos del neurodesarrollo. A partir de entonces empiezan a surgir muchas dudas sobre su diagnóstico. Incluso se pone en tela de juicio su existencia y algunos casos diagnosticados.
Diagnóstico del Síndrome de Asperger
A pesar de su compleja evolución, en los últimos años han aumentado los casos detectados. Esto se debe a la mejora en la precisión de los procedimientos, los instrumentos de diagnóstico, al aumento de profesionales preparados. Asimismo, no se descarta aún el aumento real en la incidencia de este trastorno. A pesar del creciente interés de la comunidad científica internacional, las causas aún se desconocen.
Con el objetivo de mejorar en el campo del diagnóstico, se han creado pruebas de evaluación que ayudan a reconocer mejor los síntomas. Pero aún existen barreras, en ciertos casos, que no permiten ver esos rasgos a simple vista. Como decía Lorna Wing, algunas dificultades son sutiles y difíciles de reconocer. Asimismo, se ven cambiantes e influenciadas por la edad, educación o personalidad.
Adultos y el síndrome de Asperger
Dentro del grupo de difícil detección se encuentran los adolescentes y adultos. Esto se da porque cuentan con suficientes habilidades cognitivas y de adaptación. En estos casos, llegan a la madurez con ciertos “rasgos Asperger”. Es decir, poseen menos dificultades evidentes, logrando camuflar sus síntomas hasta que se convierten en invisibles. Esta apariencia de normalidad y la sutileza del déficit, fomentan una visión negativa y rara de la persona que lo presenta. Los demás no llegan a comprender el verdadero impacto que implica al momento de adaptarse a su entorno. Por ello, se suele valorar como un rasgo de la personalidad o como parte de la neuro diversidad.
Entre el 30 y 50% de los adultos no han sido evaluados ni diagnosticados con síndrome de Asperger. Siendo considerados como distintos o con diagnósticos psiquiátricos erróneos. De esta manera, traen consecuencias en su calidad de vida. Es sabido que en la eliminación de síntomas juega un rol importante en la presencia de un buen nivel cognitivo. Además, es parte de las habilidades para el aprendizaje y un programa psicoeducativo adecuado. También es importante tener en cuenta que los adultos desarrollan estrategias de compensación para los retos sociales, donde sufren por el esfuerzo y la angustia de calcular algo que para otras personas resulta intuitivo.
Dificultades del diagnóstico
Como ya hemos mencionado, el diagnóstico del Síndrome de Asperger no es fácil ya que faltan criterios consensuados y existe una ausencia de protocolos. Asimismo, la ausencia de rasgos físicos y factores biológicos en la persona que lo presenta, hace que el diagnóstico se base en la observación de conductas. Cabe mencionar que se requiere de un especialista con conocimiento del desarrollo temprano infantil, ya que muchos síntomas son difíciles de detectar. Dentro de la evaluación y el diagnóstico es preciso evaluar el proceso de desarrollo, específicamente en los 3 primeros años de edad. Además, contar con una entrevista con los padres o cuidadores es de vital importancia, ya que brinda información que a veces no es fácil de observar en el consultorio.
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Características del Síndrome de Asperger
De acuerdo a varios investigadores, el síndrome de Asperger se diferencia del “autismo clásico” por la presencia de un desarrollo intelectual adecuado. Recuerde que mantiene las dificultades del espectro autista, considerándose como criterios de diagnóstico. Asimismo, algunas de las anomalías conductuales comienzan a manifestarse en el primer año de vida del niño. A continuación, mencionaremos las características clínicas principales del síndrome de Asperger según Lorna Wing.
- Los patrones de comportamiento son repetitivos.
- Existe una resistencia al cambio.
- El juego del niño puede alcanzar el estadio simbólico, pero es poco social.
- El desarrollo motor puede retrasarse.
- El desarrollo del lenguaje es adecuado.
- El estilo de comunicación del niño tiende a ser pedante y literal.
- El niño presenta un trastorno de la comunicación no verbal.
- Se presenta un trastorno grave de la interacción social recíproca. Es decir, cuenta con una capacidad disminuida para la expresión de empatía.
Síntomas según la edad
Generalmente, las características son notorias cuando el niño empieza sus primeras experiencias de interacción social. Aunque se considera fácil subestimar ya que sus dificultades son encubiertas por un buen nivel de lenguaje o cognitivo. Por ello, se cree que tienen una personalidad idiosincrática o un carácter excéntrico. La mayoría de especialistas en el campo coinciden que el síndrome de Asperger es un trastorno cuya manifestación inicial ocurre en el periodo de la primera infancia. Sin embargo, pueden no ser evidentes hasta la adolescencia o adultez. Durante este periodo, el déficit del joven con respecto a sus habilidades sociales y comunicativas hace que se diferencie de forma significativa de los otros miembros de su grupo.
Importancia del diagnóstico
El diagnóstico y la explicación de las capacidades y necesidades que conlleva esta condición es muy importante. Esto permite, a la persona afectada y a su familia, comprender el porqué de muchos comportamientos. Asimismo, puede darle sentido a situaciones que no lo tenían y ser el primer paso para buscar apoyo. En ocasiones, se ve relacionado a la posibilidad de eliminar falsas creencias.
Conclusión
Los profesionales tienen la responsabilidad de continuar investigando este campo y comprometerse a concientizar. Asimismo, es fundamental que este trastorno sea estudiado y aceptado para que pueda dejar de ser estigmatizado. De esta forma, se podrá acompañar a quienes lo viven en su proceso de aceptación. Esperamos que las personas busquen información relacionada al tema para que podamos crear una sociedad libre de prejuicios.
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